“Anda que no he cerrado yo contratos
en los reservados vip de las discotecas”
ESTELA REYNOLDS
Cómo
habéis podido comprobar a lo largo de estos dos meses de vida de éste vuestro
blog, los mojiteros no somos gente de secretos, sino de revelaciones. Y hoy
queremos confesar que hemos vuelto a terapia. Y cuál es el motivo, os
preguntaréis… Uno de ellos es la amnesia, que te lleva a pisar hábitats
explorados previamente olvidando los peligros que esconden. El otro, es
evidentemente toparte con esos peligros en forma de especies que creías en
extinción. El caso es que estábamos en
plena romería nocturna en un local de cuyo nombre no quiero acordarme cuando de
repente, los vimos por todas partes: en la pista, en la barra, en la cola de
los lavabos…ladies and gentlemen…con ustedes…todo lo que contamos a nuestros
psicoterapeutas sobre…¡los discodandys¡
1. Discodandy,
get the look!: Caballeros, es muy sencillo
convertirse en un discodandy. Camisa entallada, pantalón vaquero ajustado dos
tallas menor a la real, cuerpo de gimnasio haciendo hincapié en las tandas de
bíceps y torso (cuádriceps e isquios, para qué?), moreno UVA 365 días al año,
tinte rubio versus pelo engominado como recién levantado y los más osados se
atreven con perilla bien recortada. Lucen sonrisa profidén que destaca
sobretodo cuando van al volante de su coche deportivo y/o descapotable en el
que suena David Guetta y Pitbull (sí, ese hombre que tiene un grupo en Facebook
aterrado ante la posibilidad de que les solicite un dueto en la ducha).
2. Fueron
cum laude en el curso de autoestima CEAC: A
diferencia de los madmen que provocan espontáneamente en sus novias el síndrome
Birkin (recordad, la manía de enseñar a tu novio por ahí para que rabien tus
congéneres), el discodandy está absolutamente convencido de que él lo provoca
en todos sus ligues (pese a que no es cierto). Actitud L’Oreal porque él lo
vale.
3. Son
atacantes voyeurs: Es
muy fácil encontrarles en ciertos hábitats en los que se mueven habilidosamente
(y en los que siempre según ellos, triunfan) como en las discotecas, los bares
de los gimnasios, los chiringuitos de música tecno. Suelen escoger las zonas de
mayor radio de visión desde las que se puedan aposentar durante toda la noche
mientras observan a sus futuras víctimas con un vaso de Ballantines-naranja en
la mano. Eso sí nunca abandonan su puesto para atacar antes de las 4 de la
mañana, cuando sus potenciales ligues tienen unas tasas de alcoholemia dignas
de un punto de carnet menos.
4. Soy la respuesta a tu oración: Hasta
que se demuestre lo contrario querido mojitero, el afortunado porque se ha
fijado en ti de entre todos los ocupantes del bar musical en el que estáis eres
tú, porque él considera que está buenísimo, tiene pelazo y una ingeniosa
conversación y evidentemente hoy es tu día de suerte porque podría haberse ido
con tu amiga Carmen así que no te quejes. Desagradecida.
5. El
discodandy no existe fuera de su hábitat: Él
lleva una triple vida: de día contable o responsable de recursos humanos, por
la tarde dándolo todo en el gimnasio y el solárium y por la noche en sesiones
de DJ o salas de concierto. El caso es que es absolutamente agotador ser un
discodandy y mantener pelazo, moreno, bíceps, suministro de cubatas de whisky y
además pagar el alquiler por lo que jamás sale de su rutina habitual para ir a
ver películas de cine coreano en BSO en el Verdi o pisar el Fnac. Dado que es
un hombre ocupado, optimiza el poco tiempo libre que le queda para ligar con
frases que él considera demoledoras. John Franklin Ciccone, catedrático de
filosofía oriental del Chuli-Pai-Cabra College of
Kentucky recoge en su popular ensayo “A la felicidad por la electrónica” los cinco
esquemas de frases que usa el discodandy:
-
Tenorio: “¿No es verdad ángel de amor, que
en esta apartada silla más claras las luces brillan y hasta aquí llega el
sonido del reggaetón?”
-
Clásico: “Llevo observándote toda la
noche, ¿nos conocemos de algo? Me suena mucho tu cara…¿estudias o trabajas?
-
Albañil: “Dime cómo te llamas para pedirte para Reyes….eso es
bailar y lo demás pisar el suelo…¡guapa!”
-
Sobrado: “Dime un número…¿siete?
Enhorabuena pequeña, te ha tocado una noche loca con un dios del sexo, o sea, yo.
¿Qué no te gusto? Voy a tener que pasar de nuevo delante de ti para que caigas…”
-
José Luis Perales: “¿Y cómo eres? ¿En qué
canción te has fijado en mí? ¿De dónde eres? ¿A qué dedicas el tiempo libre?”
6. Reciclaje
responsable: A ver mojiteros, reciclar por
reciclar es tontería y es que el discodandy está bien para echarse unas risas y
unos bailes pero es que no conviene guardar un sitio en la chorboagenda para
alguien tan liado entre su cita para hacerse mechas y coger el mejor sitio en
la barra de la discoteca de moda. Sopor no, lo siguiente.
En resumen, parafraseando a la gran
Madame Paddock, el panorama nocturno es desolador… Pero la noche no sólo son
discodandys, guardias de 24 horas y controles de alcoholemia…También es música
disco de la de ayer, hoy y siempre…con ustedes…¡the Bee Gees!
Divinamente discotequera,
Miss Souvenir
Grande, Miss Souvenir. Me quedo con la imagen de esos cachas de gimnasio soportados por los dos palillos que vienen a ser sus piernas. Esos también abundan en las discotecas gays. La diferencia es que los discogaydandies llevan camiseta de marca, un tatuaje visible -por aquello de parecer más hetero, que se lleva mucho-, y ponen cara de ser hombres serios que reniegan de la pluma -por el mismo motivo-. De todos modos, al final de no dejan de ser maricas que brillan por fuera y vacíos por dentro...
ResponderEliminarBVB