Hace poco -ayer, sin ir más lejos-, tuve una conversación ciertamente interesante con un muchacho que afirmaba que podría llegar a exculpar, por mucho que le jodiera, a una pareja que le dejara en el caso de que se fuera con alguien mejor. “Porque yo tengo claro que hay gente mejor que yo” - afirmó mi interlocutor.
Pues no, eso no es verdad. Al menos eso es lo que yo pienso. Y nos lo tenemos que creer, porque solo así transmitiremos esa misma imagen.
Ojo, que no digo que nos volvamos engreídos y gilipollas cual diva de la canción, pero pienso que de nada nos sirve la falsa modestia. Somos únicos e irrepetibles. Y aunque seamos más bajitos que otros, sepamos menos de música que alguna moderna de turno o no tengamos músculos definidos de gimnasio, tenemos muchas y buenas cosas que ofrecer. Tendremos que centrarnos en eso.
Porque nuestra conversación es única, nuestra forma de freír croquetas es espectacular y lo hacemos como nadie, nuestra tortilla de patata ha alcanzado el “nivel madre”, y con esa sonrisa fugaz y una mirada reveladora conseguimos que la otra persona se sienta mucho mejor en uno de esos días en los que no tiene ganas de nada. Eso solo lo podemos conseguir nosotros.
Así que aunque haya gente con cualidades diferentes, de seguro que no tiene las nuestras. Y el que diga que nos deja porque ha encontrado a alguien mejor, es que no habrá sabido disfrutar de todas las cosas que nosotros le podemos ofrecer. Quizás, precisamente por eso, tampoco se merezca nuestra compañía.
Hoy estoy peleón, ya veis. Es que tengo ganas de hacer que alguien "make the knees of my bees weak, tremble and buckle"
Siempre vuestro,
Barón Von Bruise
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