domingo, 10 de junio de 2012

Cuánto daño nos hizo... ¡el morbo!


Vengo pensando desde hace varios días que hay un maromazo en el trabajo que bien podría pasar a hacerme un repaso. Debe de ser un residente externo, o alguien que habrá venido a hacer una rotación externa, no tengo ni diea.
Y yo me lo quedo mirando en el comedor cada día, descubriendo en cada mirada que esa actitud chulesca y pinta de empotrador en potencia me da un morbo de los que no se pueden aguantar...
Y resulta que llega el día en el que el maromo en cuestión se me queda mirando, levanta media ceja y quizás -solo quizás- aparece un atisbo de sonrisa en su boca. Madre del amor hermoso... ¡que morbazo!
En fin... que nadie se asuste que no he hecho nada de lo que arrepentirme. Al menos de momento, porque como el maromo se ponga a tiro no respondo de mí mismo. Otra cosa es que después me arrepienta. Y si así ocurre, la culpa de todo la tendrá este tipo específico de morbo, que es una cosa mu mala. 
Al que me refiero es a ese morbo que nos provoca alguien a quien vemos a diario -trabajo, metro, autobús, clase...-, no al que nos genera un desconocido de la noche que desaparece para siempre. Ese está permitido.
Porque -volviendo a mi maromo- puede que después de todo desaparezca del trabajo y no lo vuelva a ver jamás. Pero cabe la posibilidad de que no sea así y tenga que encontrármelo cada día de mi vida laboral de aquí en adelante, llegar a responder interconsultas que vengan desde su consulta -comentando cuanto calor hace no se vaya a pensar nadie que la rojez de mis mejillas algo tiene que ver con el morbo que el muchacho me dio en un momento dado y que se acabó por culpa de una consumación infructuosa.
Porque este morbo es infructuoso, que no se engañe nadie. Hace que idealicemos tamaños, aguante y expectativas. Y esto es como el porno, que si te estás esperando una XXL, puede que una buena L (mayúscula) ya no te parezca suficiente.
Así que queridos tod@s. El morbo está muy bien, pero con desconocidos de una noche. Porque alimentarlo en ambientes laborales o de ámbito diario no suele ser bueno. Y para que veáis que tengo razón: Que levante la mano o alce la voz aquella o aquel que después de dejarse llevar por el morbo en una de estas situaciones, no haya dejado de acudir a una clase de aerobic -por poner un ejemplo- para no tener que pasar por el trago de encontrarse de nuevo con el chico/a en cuestión. 
Queda dicho.


Siempre vuestro,
Barón Von Bruise

3 comentarios:

  1. Grande Barón, grandeeeeee!!!
    Cuanta razón en estas palabras....

    Drama Queen.

    ResponderEliminar
  2. De las mejores entradas después de Disney jajajjaa
    Pero ya te digo que si a mi el chico coca cola se pone a tiro...
    Malignamente
    MP

    ResponderEliminar
  3. Necesito reincorporarme al trabajo....
    Con todo mi amor,
    LV

    ResponderEliminar