miércoles, 17 de octubre de 2012

Cuánto daño nos hicieron... los hopeless places


Rihanna es una de esas cantantes polifacéticas que comenzó siendo negra y ahora tiene un tono marrón apagado. Fuera de eso, también es la cantante de una exitosa canción que suena por doquier y que versa "we found a love in a hopeless place".

Y dándole vueltas estaba yo a este tema, cuando de repente he caído en que, en verdad, los hopeless places nos han hecho mucho daño, al menos hasta dónde yo alcanzo a conocer. 
Así que lejos de hacer un TopTen sin la ayuda de mi estimada, adorada y siempre acertada Madame Padock, he pensado hacer una simple aproximación a los "hopeless places" del mundo gay.

Y es que cualquier zona de cruising que se precie es una "hopeless place" en mayúsculas: baños de estaciones, playas, bosques, arbustos y otros lugares similares han sido escenario de múltiples escarceos inapropiados desde tiempos inmemoriales, pero es que dudo mucho que nadie sea capaz de encontrar el amor en sitios así, porque yo creo que detrás de un arbusto en Montjuic, nada más hay sitio para un trabajito rápido y no para estar contándose la vida y viendo florecer el amor. 
De todos modos, digo yo que aunque lo encontrara (el amor, quiero decir, no el arbusto), tampoco me pondría a cantar a los cuatro vientos "me he enamorado del último tío al que se la he comido detrás de un banco en el parque".


Pero aparte de los clásicos, si hay un "hopeless place" por excelencia no es otro que uno asociado a las nuevas tecnologías: EL GRINDR!!
Grindr es una aplicación para el móvil, que como facebook, te ayuda a mantener el contacto con la gente que quieres... aunque en este caso la frase continúa con... que quieres llevarte al huerto, porque su función principal es ponerte en contacto con los gays que, por radio de distancia, tienes más cerca y tienen ganas de jarana.

A simple vista es el cruising perfecto, porque de esta manera, puedes salir a dar una vuelta a lucir palmito sin quitarte la ropa de estar por casa. Lo malo es que si se te ocurre encenderla en un lugar cercano a la plaza de Chueca o del Gayxample de Barcelona, el móvil muere por auto-combustión.

De todos modos, lo peor y probablemente más triste de todo de esta aplicación es que hay ingenuos que todavía guardan la esperanza, la ilusión o más bien la tontería de pensar que Grindr puede ser una herramienta útil para ayudarles a conocer al hombre de sus vidas. Pues no, señores no, que si Rihanna fuera gay y hubiera probado el Grindr, hace tiempo que cantaría algo muy diferente.

Y por cierto, como me consta que algunas mojiteras están pensando en instalarse ya la versión heterosexual de Grindr, les diré que se llama Blendr, que por lo visto no es tan eficaz y que yo no me hago responsable de su uso tras esta divulgación pública.



Siempre vuestro,

Barón Von Bruise

2 comentarios:

  1. A sus pies... Rihanna no tiene derecho a hablar, es trampa. Gracias por la mención
    Ya espero el siguiente Topten conjunto
    Muacks

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  2. Pd: no voy a buscar mi medio limón con una app, me niego jajaja

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