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Tras un ajetreado día como modelos y abrumados ante el descubrimiento de
que el Kodak Theater de los Oscar (ahora Dolby) es un centro comercial cuando
no está de gala, vamos al anochecer a ver el observatorio donde no sólo se
puede ver un busto de James Dean (aquí se rodaron escenas de Rebelde sin causa) sino todas las luces
de la ciudad desde lo alto. Sólo una pega: el cartel de Hollywood no está
iluminado. Desde aquí imploro que el homólogo californiano de Iberdrola haga
algo al respecto.
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Hay algo que no he dicho previamente y es que nuestro criterio de selección
del hotel de LA fue parking, wifi y proximidad al restaurante de Eva Longoria:
Beso. Pese a que tiene un exterior algo inquietante, posee un interior con una
decoración exquisita, camareros chulazos y buena comida. Como curiosidad,
destacar la presencia de cerveza Alhambra y churros en la carta de postre.
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Hemos intentado extorsionar a nuestro camarero tirando de drama, diciendo
que nos avisara si acudían celebrities y que por favor, si venía Eva que nos
viniese a saludar como megafans que somos de Mujeres Desesperadas. También le dijimos que queríamos felicitar a
Eva por el rico salmón, el buenísimo cheesecake (el mejor con diferencia que he
probado y no es broma, desde aquí aprovecho para lanzarle una proposición de
matrimonio al chef) y el chulazo que nos había atendido en recepción.
Evidentemente, se meaba con nosotros.
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Siguiendo nuestra fe ciega en la Loly nos decidimos a tomar la última copa
al Skybar, cuyo principal atractivo es textualmente “camareros igualitos a modelos de Armani y buenos cócteles”.
Nosotros, que somos de naturaleza facilona, no necesitamos más argumentos. Nada
más bajar del taxi, el encargado del parking nos chiva que hay fiesta privada y
que lo suyo es decir que somos huéspedes del hotel. La bondad de los
desconocidos, queridos mojiteros. Posterior sucesión de acontecimientos…
o
Primer asalto. Tiramos de pestaña: Insuficiente debido a los clones
de Claudia Schiffer que pueblan estos lares…
o
Segundo asalto. Nos alojamos en el
hotel:
Versión fina del usted-no-sabe-quién-soy-yo. Dado que no estamos “on the list”, fallido.
o
Tercer asalto. Primera oferta: Nos insinúa que por ser nosotros
nos deja entrar por 400$. Sin copas incluidas. ¿Mandeeeeee??? Ha llegado el
momento de sacar la mirada asesina.
o
Cuarto asalto. Proposición
indecente:
Tras la violencia ocular, el portero nos ofrece entrada bajo cuerda por 40$ y
no se hable más. Estimados mojiteros, una mujer de mundo siempre debe reservar
una mirada asesina con ración extra de mala leche para cuando se siente
estafada y quiere que se note y éste era uno de esos momentos. Y cuando
procedes del país de Pachá, Amnesia y la discoteca de Olivia Valère hay que
justificar muy mucho semejante atraco a mano armada para entrar en un antro,
así que muy dignos, sacamos la mirada asesina extralarge y justo cuando
hacíamos un Raphael para largarnos y dejarles con viento fresco, el portero nos
suplica que entremos. Y free. O sea, de balde, vamos, que gratis.
o
Victoria por K.O y moraleja: En LA, para cualquier gestión,
debes hacer ver que pasas y te da igual porque tú eres vipísimo. Como muestres
el más mínimo interés, cagada. De nada.
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Comprobamos en el interior que sí, los camareros muy Armani, que la fiesta
muy postureo, de estas en las que la gente no baila, sólo pasea para dejarse
ver e intercambiar tarjetas y que debe ser muy cansado estar divino todo el
rato. Aún con el subidón del momento “en-tu-fiesta-me-colé” volvimos a nuestros
aposentos a dormir en la ciudad de la fábrica de sueños……
TO BE CONTINUED....
Divinamente californiana,
Miss Souvenir
BSO Mojiteros viajeros California - Madonna Hollywood
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