martes, 25 de diciembre de 2012

Cuánto daño nos hicieron... los mitos

Hace unos meses tuve la oportunidad de escuchar como Pantoja e hijo, haciendo alarde de una camaradería propia de dos chonis de extrarradio, comentaban que "Una mujer no es completa hasta que un negro no se la meta".

Ya entonces me quedé con la duda, porque si para alcanzar la plenitud de alma y espíritu hay que zumbarse a un negro, quien soy yo para llevar la contraria a semejante verdad salida por la boca de una tonadillera...

Y da la casualidad de que hace poco, cosas del destino, he conocido como por arte de magia a una mujer completa que ni confirma ni desmiente, pero que comenta que "el mito es cierto"... (así, como quien no quiere la cosa). Y claro, te quedas agarrado a la silla mientras escuchas semejante confesión y a partir de ese entonces ya no puedes pensar en otra cosa.

Y cuando montas en el tren para volver a casa por Navidad, como el Almendro, le sacas la mejor de tus sonrisas a un armario ropero de color que hace cola junto a ti mientras rezas por compartir asiento con semejante Dior hecho hombre. Pero nada..., la suerte no acompaña y cuando se va para un vagón de preferente y tú te arrastras hacia tu vagón de turista con la dignidad que te da ser mojitero, te quedas con cara de idiota preguntándote si este 2013 te traerá un negro bombero con el que alcanzar la plenitud (puestos a pedir...).

Que la necesidad hizo mucho daño, señores, pero la curiosidad hizo mucho más, que les recuerdo que se dice que mató al gato. Pero bueno, el caso es que, sea como sea, me muero de curiosidad por verme completo.





Siempre vuestro,

Barón Von Bruise

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