Cuánto daño nos hizo el p. Facebook

Y entonces va Facebook y te da una sorpresa: "Fulanito de tal se ha comprometido con Menganito de cual".  

Pues mira tú que bien. Yo sigo soltero.

Y eso que le tengo dicho al señor caralibro que, aunque soy amigo virtual de Fulanito -que no voy a ser yo el que quede mal eliminándolo-, prefiero mantenerme al margen de sus actualizaciones. Pero no. Te avisa en el muro, por mail y con continuos avisos en la parte superior derecha de la pantalla. Es como si un cambio de estado amoroso se mereciera una fiesta por todo lo alto.
¡Pero cómo lo tengo que decir yo! ¡Qué es que no quiero verlo!

Y sí, ya lo sé. Que aquello no fue más que un rollo y jamás saldría con una persona que le hace más caso a su iPhone que a mí..., pero de ahí, a ser avisado sin parar de que Fulanito se acaba de comprometer (tanto en castellano como en inglés), pues va un trecho.

Yo, personalmente, creo que hay algo de recochineo en todo esto. Puede ser porque servidor sólo ha cambiado su estado amoroso de facebook en una ocasión, cuando por puro cachondeo, los mojiteros dijimos tener un muy digno "es complicado". Pero es que, señores y señoras, todo el mundo sabe que el mundo de los hombres está fatal. 

Fulanito y Menganito, os deseo lo mejor, de todo corazón. Pero dejad de restregarlo por los morros. 

Gracias.

Siempre vuestro,


Barón Von Bruise