sábado, 17 de noviembre de 2012

Mojiteros viajeros: Las Vegas 1

 
 
 
 






Ha llegado el momento de hacer caminito a Las Vegas, donde abandonaré la soledad franciscana ya que recogeré a una compañera de trabajo. Como no podía ser de otro modo, no podíamos comportarnos de manera normal…

 

-          En la tierra de las mechas californianas, he vuelto a tener otro momento rubio. Nada más llegar al aeropuerto SFO me he guiado por el billete electrónico y he ido en tren a la terminal 1 donde me he llevado la sorpresa de que mi vuelo está concertado con otra compañía con sede en la terminal 3 con lo cual, vuelta al ruedo y de regreso al tren, arrastrando mi maleta estampado vaca que debe rondar ya los 18 kg (por favor, sed buenas personas y no me pidáis la conversión a libras).

 

-          Logro recuperar la dignidad en el check-in ya que soy la única de la enorme cola que no he tenido problemas con las maquinitas y además el del control ha tenido la amabilidad de cargarme la maleta ya que al ver mi pasaporte ha visto que no sólo soy spanish like Pe, sino like his mother who is basque, lo cual ha derivado en un speech sobre la cocina vasca en general.

 

-          Mientras espero mi turno para el embarque, observo que hasta los policías del control son chulazos y empiezo a tener serias dudas de si es buena idea abandonar esta ciudad…

 

-          Llega la hora de comer y de repente tengo antojo de algo verde y recorro todos los bares de la terminal en busca de algo vegetal y lo más verde que encuentro es una ensalada César que como todo el mundo sabe está tan llena de salsa ídem que no deja ver el tono Pantone de la lechuga. Como no tengo más opciones, acepto barco.

 

-          Vuelo SF-Las Vegas. Descripción del pasaje: Chinatown con fiambreras + vaqueros con mazos de barajas de póker. Durante el despegue, un miembro de Chinatown intenta merendar unos noodles lo cual provoca la aparición de una azafata doble de Mª Teresa Campos que le arrebata la fiambrera al grito de “Sit dooooownnnn!” y le hace una llave a lo Chuck Norris sentándole en su asiento a la par que le pone el cinturón. Me declaro fan. 

 

-          Logramos encontrarnos en la inmensidad del aeropuerto McCarran, repleto de máquinas tragaperras y vamos hasta el hotel Luxor, donde nos alojamos. Es una réplica exacta de una pirámide, con un enorme faro, una esfinge y moquetas con motivos egipcios. Absolutamente todo sigue un Egypt-style. Hasta los armarios de la habitación tienen dibujos de jeroglíficos. Esto es estilismo temático y lo demás, sucedáneos. Comprobamos que aquí los hoteles son pequeñas ciudades con sus Starbucks propios, sus casinos, sus espectáculos, sus tiendas, sus souvenirs, sus buffets libres y todo lo que puedas imaginar.

 

-          Intentamos recibir consejo en la oficina de turismo del hotel pero empezamos a tener la teoría de que en los States las facultades de Turismo no son muy finas, ya que fuera de los servicios que te ofrece el hotel no saben (o no quieren) decirte nada. Esto, en Benidorm no pasa.

 

-          Ante la ineptitud asesora de los del hotel, decidimos confiar nuestro destino a la guía de ocio de Las Vegas que encontré en el aeropuerto que al menos se muestra más colaboradora y te da tus cupones de descuento para espectáculos y excursiones al Cañón (sé que al Barón le va a gustar esto porque es tan fan de los coupons como yo, los seguidores de la serie Two Broke Girls nos entenderán a la perfección), tu índice de espectáculos por días, tu publicidad de garitos, tus críticas gastronómicas y todas esas cosas que toda alma ociosa sabe apreciar. Y es que en el mojito ya sabéis que somos muy de recogimiento espiritual y de no salir.

 

-          Abrumadas ante tamaña oferta, decidimos ir a nuestros aposentos egipcios para mañana recobrar la ciudad con ganas, no sin antes hacer unos mojitos.

 
TO BE CONTINUED.......


Mojiteros viajeros - BSO Las Vegas




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