lunes, 25 de marzo de 2013

Cuanto daño nos hizo... la primavera



El día que sales a desayunar a la terraza y descubres que, por arte de magia, ésta se ha convertido en un lugar de cruising para palomas, gaviotas y demás aves del cielo..., ese es el día que descubres con alegría que ha llegado la primavera.



Pero claro, el problema es que esta bonita estación llega para todos, no sólo para los pájaros.

En fin... que mientras los alérgicos luchan contra el asma, la flora se dedica a politizar y la fauna a procrear... los humanos también cambiamos nuestros hábitos: Así... los colores apagados del invierno se sustituyen por otros más vivos, comenzamos con la ropa ceñida, a ir al gimnasio ante la inminente operación biquini y, como no puede ser de otra manera, las miradas furtivas de los meses anteriores al ver a los maromos pasar, se convierten en descaradas fotocopias que se preguntan todo tipo de cosas: ¿Estará tan bueno como parece? ¿Tendrá vello o se habrá depilado? O mi favorita: ¿Eso que se ve ahí es paquete o es una arruga del pantalón?


Sea como fuere, la cuestión es que nos dejamos llevar por nuestros instintos y no paramos de buscar a diestro y siniestro cualquier trozo de carne, comestible o no, con el que deleitar a nuestra primaveral y perversa mente. Vamos, que estamos más salidos que el pico de una plancha y no nos importa hacerlo ver.

Pero no puede ser, querid@s amig@s, que somos mojiter@s, solter@s y enter@s y no podemos ir por la vida de cualquier manera, no señor. Lo sé, es difícil, pero yo no puedo hacer más por ayudaros, que bastante tengo con lo mío.
Por mi parte, no puedo más que denunciar una situación harto compleja y difícil de abordar. Desde aquí hago un llamamiento y solicito: un curso de cómo mantener la dignidad en primavera y un top ten de formas de ser dign@. Ahí lo dejo. Si quien tiene que ayudarnos no hace su trabajo... será a ellas a quién tendréis que pedir explicaciones...



Primaveralmente vuestro

Barón Von Bruise

1 comentario:

  1. oído cocina! recojo el guante y empiezo a pensar malignamente que es lo mío. Tendréis noticias de mi pronto.
    Madame Paddock

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