Luego de una ardua investigación de campo, puedo finalmente presentar mis conclusiones sobre el Síndrome de la Bella Durmiente. Y que nos engañe el nombre, los síntomas pueden presentarse también en hombres. Así que aquí vamos:
Sujetos de riesgo
- Cualquiera que en un momento determinado de su vida se haya encontrado con una persona con la que tiene más o menos química (generalmente real, aunque en raras ocasiones puede ser imaginaria), pero con la que nunca se ha llegado a más de un coqueteo, o…
- Cualquiera que en un momento determinado de su vida se haya encontrado con una persona con la que tiene más o menos química, hayan tenido algún contacto físico que le ha sabido a poco.
Sintomatología
A pesar de que el
individuo en cuestión puede ser, y suele ser, un ente pensante e inteligente,
su cabeza le lleva a creer, en repetidas ocasiones, que aquel asunto pendiente
aún tiene posibilidades de llevarse a buen término, por lo que se sienta en la
torre del castillo a esperar y esperar por el beso de aquel príncipe (o
princesa) azul que le sacará de su ensoñación.
El desarrollo
general de la enfermedad es: el afectado cree, espera, de cuando en cuando ve
que hay una posibilidad y cuando está a punto de concretarse ¡zas! (valga el
término poco formal), se da un golpe de realidad (que se presenta en forma de
plantón, cancelaciones de última hora, frases crípticas que noquearían a un boxeador
de peso pesado y cientos de etcéteras) que le deja adolorido, jurando que esa
ha sido la última vez e intentando convencerse, una vez más, de que todo se lo
ha imaginado.
El ciclo se repite
una y otra vez. Resulta sorprendente lo fácil que es que el individuo pase de
su previo convencimiento acerca de la inexistencia de química a la esperanza
renovada: una palabra o la promesa de un próximo encuentro harán que el
Síndrome comience otra vez a hacer estragos.
De momento, el único
tratamiento conocido para el Síndrome de la Bella Durmiente es una dieta que
requiere mucha fuerza de voluntad: el régimen de abstinencia de la esperanza.
Pase lo que pase, después del tercer golpe de realidad (o los primeros dos
años), el paciente no deberá pensar que la tensión sexual no resuelta se
resolverá, pase lo que pase, diga lo que diga, prometa lo que prometa, o guiñe
los ojos que guiñe el otro individuo (que por lo general padece su propio síndrome,
el de Baterbly, pero ya habrá ocasión de hablar de ello en otro momento).
El que padezca el
Síndrome de la Bella Durmiente puede buscar otros besos para despertar, pero a
fin de evitar caer en la misma situación y sólo cambiar el sujeto de las obsesiones,
lo mejor es darse una ducha de agua fría y ¡cómo no! tomarse un “mojito del
despecho” con los amigos. Remedio eficaz donde los haya.
La Dama de Espadas
Gran entrada!!! Es un lujazo tenerla en el staff, querida Dama de Espadas. Bienvenida a la familia del Mojito del Despecho!!!!
ResponderEliminarEntrada triunfal! Bienvenida a la familia!!!!
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