viernes, 1 de febrero de 2013

El síndrome de la bella durmiente




Luego de una ardua investigación de campo, puedo finalmente presentar mis conclusiones sobre el Síndrome de la Bella Durmiente. Y que nos engañe el nombre, los síntomas pueden presentarse también en hombres. Así que aquí vamos:

Sujetos de riesgo
  • Cualquiera que en un momento determinado de su vida se haya encontrado con una persona con la que tiene más o menos química (generalmente real, aunque en raras ocasiones puede ser imaginaria), pero con la que nunca se ha llegado a más de un coqueteo, o… 
  • Cualquiera que en un momento determinado de su vida se haya encontrado con una persona con la que tiene más o menos química, hayan tenido algún contacto físico que le ha sabido a poco.


Sintomatología

A pesar de que el individuo en cuestión puede ser, y suele ser, un ente pensante e inteligente, su cabeza le lleva a creer, en repetidas ocasiones, que aquel asunto pendiente aún tiene posibilidades de llevarse a buen término, por lo que se sienta en la torre del castillo a esperar y esperar por el beso de aquel príncipe (o princesa) azul que le sacará de su ensoñación.

El desarrollo general de la enfermedad es: el afectado cree, espera, de cuando en cuando ve que hay una posibilidad y cuando está a punto de concretarse ¡zas! (valga el término poco formal), se da un golpe de realidad (que se presenta en forma de plantón, cancelaciones de última hora, frases crípticas que noquearían a un boxeador de peso pesado y cientos de etcéteras) que le deja adolorido, jurando que esa ha sido la última vez e intentando convencerse, una vez más, de que todo se lo ha imaginado.

El ciclo se repite una y otra vez. Resulta sorprendente lo fácil que es que el individuo pase de su previo convencimiento acerca de la inexistencia de química a la esperanza renovada: una palabra o la promesa de un próximo encuentro harán que el Síndrome comience otra vez a hacer estragos.

De momento, el único tratamiento conocido para el Síndrome de la Bella Durmiente es una dieta que requiere mucha fuerza de voluntad: el régimen de abstinencia de la esperanza. Pase lo que pase, después del tercer golpe de realidad (o los primeros dos años), el paciente no deberá pensar que la tensión sexual no resuelta se resolverá, pase lo que pase, diga lo que diga, prometa lo que prometa, o guiñe los ojos que guiñe el otro individuo (que por lo general padece su propio síndrome, el de Baterbly, pero ya habrá ocasión de hablar de ello en otro momento).

El que padezca el Síndrome de la Bella Durmiente puede buscar otros besos para despertar, pero a fin de evitar caer en la misma situación y sólo cambiar el sujeto de las obsesiones, lo mejor es darse una ducha de agua fría y ¡cómo no! tomarse un “mojito del despecho” con los amigos. Remedio eficaz donde los haya.


La Dama de Espadas

2 comentarios:

  1. Gran entrada!!! Es un lujazo tenerla en el staff, querida Dama de Espadas. Bienvenida a la familia del Mojito del Despecho!!!!

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  2. Entrada triunfal! Bienvenida a la familia!!!!

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