Queridos mojiteros, tras mi exilio
vacacional voluntario y un breve secuestro laboral involuntario, ya procede
volver a éste vuestro blog canalla de referencia. Y para hacerme perdonar por
este comportamiento tan poco ejemplar, tiro de pestaña y me permito estrenar
nueva sección. Hoy, me voy a permitir la licencia de hablar de las citas-café
(CC). Cuando llevas unos años en el mercado single, sabes que existen
determinados signos que determinan si vas por buen camino con ese candidato a
chulazo o no, y a veces, no es necesario llegar a una cena para saber si te vas
a estrellar o no. No os hagáis los interesantes que ya sabéis a qué me refiero.
Podríamos haber entregado el manuscrito a Planeta y retirarnos a vivir a Bali,
pero eso no da buen karma y sin buen karma, según Estée Lauder te salen patas
de gallo y tu piel pierde elasticidad antes de tiempo y una mujer de mundo sabe
que una buena crema antiarrugas es muy cara. En resumen, vamos a tirar de
miserias propias y ajenas para ir al fondo del asunto….vamossssss.
EL
QUIÉN
Una CC puede tener diferentes
connotaciones dependiendo del origen de la petición. Si tenías un día
Loreal-porque-tú-lo-vales y te viniste arriba tras el tercer café de la mañana
y finalmente tras 3 meses espiando a tu nuevo compañero de oficina te decidiste
a invitarle, el chulazo juega con ventaja ya que sabe que estás interesada
aunque sea sólo un efecto secundario de la cafeína, así que al loro. Si fue una
cosa común, anótate minipunto ya que hay altas posibilidades de triunfar ya que
el interés es mutuo.
Si quien hizo la propuesta fue él,
dependerá del origen del solicitante. Si es tu amigo de toda la vida, por mucho
que te atraiga, probablemente te va a endosar un comité de crisis sobre Lidia,
rubia siliconada que está intentando ligarse desde hace medio año. Si es el
susodicho oficinista, habemus interés. Evidentemente, las CC a ciegas merecen
por sí solas una entrada aparte y respecto a CC que te organicen parejas de
amigos, sólo diré una palabra: huye.
EL
CUÁNDO
Como he dicho millones de veces, el
momento lo es todo en la vida, mojiteros. Las cosas te tienen que llegar cuando
las necesitas, de nada sirve que el guapo de tu instituto te tire los trastos
en la reunión del décimo aniversario de la promoción siendo portador de ESA
barriga cervecera. Un poco de orden y concierto. Y una CC no siempre llega en
el momento adecuado. Lo ideal es que sea el primer contacto que tengas con el
chulazo a solas, ahí minipunto, ya que podrás tantearle en solitario en vivo y
en directo y vaticinar cual Rappel en tanga de leopardo si hay interés o no.
Si no es el primer contacto, en este
caso, el orden de los factores sí altera el producto. Una mujer de mundo sabe
que lo correcto es una progresión CCCC café-cine-cena-cama, todo lo que no
lleve este orden, está abocado al desastre o a la chorboagenda, para los más
prácticos. Para entendernos, si ya habéis cenado y lo siguiente que te proponen
es un café, las posibilidades de convertirte en la amiga simpática suben en un
80%.
En caso de chulazos conocidos durante una
espiral de música disco y caciques-cola, afirmó Mathilda Jackson-Five,
socióloga del Departamento de la Universidad de Torrepacheco City, en su última
conferencia en Washington DC (“Coffee-date:
the real facts”) que todo paso en una siguiente cita que conlleve menos
alcohol y más diurnidad equivale a aumento exponencial de interés masculino. Es
decir, que si el mecenas del ron del sábado noche te acaba de llamar pidiendo
tomar un café, quizá quiera saber algo más de ti que tu cubata favorito. Palabra
de Mathilda.
EL
DÓNDE
Ya sabéis que soy una amante de los
pequeños detalles y éste es uno de ellos y no por menos importante. Si te lleva
a un McDonalds o Starbucks, mal rollo, ya que cualquier hombre latino medio
(por tanto aplicable también a italianos) nunca toma café en estos lugares a no
ser que se encuentre en modo turista o no quiera que le vean conocidos contigo.
En el otro extremo, están los que te llevan a su cafetería favorita, yo de ti
iría poniendo las flamencas del Whassapp en el chat de tus amigos, porque hoy
triunfas.
Los que te llevan a alguna cafetería
cerca de su trabajo o son workaholics o tienen varias CC simultáneas el mismo
día (o ambas a la vez) y si el lugar es el Bar Pepe, cañas a 1€ y tapas
variadas especialidad en croquetas, es porque te está tanteando y si
finalmente, no le gustas, no tener que volver para pasar vergüenza ajena.
EL
QUÉ
Por definición, cuando una va a una CC
se pide la consumición más rápida por si las moscas, que sería un café solo,
las más atrevidas, un cortado. Ninguna mujer de mundo en su sano juicio se
pediría un capuccino, porque si la cosa acaba en desastre, al margen del riesgo
de hacerte un bigote Pancho Villa (chantilly
versión 2.0), vas a tardar más tiempo en huir. La cuestión son los extras
que se pide él. En caso de no pedir nada más, el éxito de la cita es
equivalente a su duración, a más tiempo, más posibilidades de una segunda. Si observas
que se pide un croissant, unas tostadas con jamón y un bikini, implica que está
tan interesado que está intentando alargar la cita. Eso o que tiene un estómago
del tamaño del Camp Nou.
Evidentemente el look con el que se nos
presente, también da una idea del nivel de triunfo. No es necesario venir en
plan editorial del September Issue de Vogue Uomo, pero señores, un poco de
atención. Si un mojitero os ve aparecer en chándal, bambas y calcetines
blancos, os aseguro que a la que acabe su espresso va a huir dejándoos con la
palabra en la boca. La que avisa no es traidora. Que aparezca perfumado también
es digno de flamenca del Whass en tu chat de amigos. Un leve aroma a Egoiste
Platinum o Dior Homme hace obviar, muchas, muchas cosas, ains……
EL
NÚMERO DE CCs
Esto,
ayyyy, esto es digno de una nueva entrada, jajajaja
To be
continued…..
Divinamente cafetera,
Miss Souvenir
me declaro FanS total desde hoy de esta sección. Gran trabajo de investigación Miss
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