¡Ah, el despecho! Fuente inagotable de inspiración y de interesantes
reflexiones sobre las relaciones (y la naturaleza) humanas.
Este maldito sentimiento que toma tantas diferentes formas (y que
genera horas y horas de conversación entre amigos, todo hay que decirlo) ha
sido el objeto de mis más recientes investigaciones y he descubierto algunas
clasificaciones, según el grado de intensidad, que podrían aplicarse a tan
popularizado concepto.
Si bien puede experimentarse cada uno de forma aislada, lo más normal
es ir en orden, aunque si empieza con el más leve, siempre estamos a tiempo
para evitar pasar al siguiente. Pero seamos honestos, lo más frecuente es que
se siga por la senda de cabras hasta el barranco.
Pero el primer paso es reconocerlo, así que espero que mis
investigaciones sirvan para que algunos se detengan antes de pasar al siguiente
nivel.
Grado 1: ¡Au!
Remedio recomendado: cerveza y vino en cantidades moderadas
Sí, más o menos así suena nuestra autoestima cuando el objeto de
nuestro interés no se digna mirarnos. En realidad esto no sería tan grave
(puede pasar con cierta frecuencia sin dejar huella visible) si no insistiéramos
en pasar al:
Grado dos: ¡Auch, auch!
Remedio recomendado: Una botella de vino, un par de cubatas
También conocido como “el que la sigue la consigue fracasado”. A veces
insistir un poco está bien, tampoco hay que ser derrotistas, siempre que dé
resultados palpables. Pero si esto no ocurre en periodo de tiempo más o menos
corto… bueno, es masoquismo encubierto, en honor la verdad.
Otra versión de este grado de despecho es cuando una relación se ha
terminado por motivos ajenos a nuestra voluntad, y en lugar de ir a emborracharse
con los amigos, tal como corresponde a tan penosa situación, insistimos en llamarle y, aún más, rondar por
su casa, trabajo, gym, etc, etc.
Una retirada a tiempo es una victoria, dicen. Pero algún despistado
tal vez no lo haya escuchado y caiga de cabeza en el…
Grado 3: Me ca…
Remedio recomendado: Una botella de vodka, un par de chupitos de
tequila
El que busca encuentra ¿no es cierto? Si seguimos esperando y, lo que
es peor, espiando al objeto de nuestro afecto, más tarde o más temprano (por lo
general es temprano, pero me atrevería a decir que tarde duele más) aparecerá
con alguien más.
¿Hemos tenido suficiente? Una persona que haya decidido por fin dejar
que sea su cerebro y no su corazón el que guíe sus acciones, sí.
Pero el corazón es muy obstinado y muchas veces encuentra la forma de
imponerse y llevarnos al…
Grado 4: La madre que l…
Remedio recomendado: Prueba con el absentha
¡Venga ya! Está con otro/a ¿quieres dejarlo ya?
Son frases que se escuchan frecuentemente cuando se entra en esta
fase. Pero vivimos en tiempos muy malos y la tentación de espiar un poco a la
persona que nos ha ganado la partida es escandalosamente fácil, justo al
alcance de tu Facebook.
No hay manera de que esa investigación termine bien. Si resulta ser
una persona guapa, inteligente, maravillosa y digna de ser prota de una peli de
Disney, nuestra autoestima se arrastrará por los callejones, colocándonos en
una posición de vulnerabilidad máxima de la que cualquier estúpido con ganas de
acción podría tomar ventaja. Y un día, de repente, te despiertas y tienes miedo
de mirar quién está a tu lado. Pero ese es otro tema.
Si, por el contrario, él o la elegido/a en cuestión resulta ser feo,
tonto o ambas cosas (justo como ocurrió con mi muestra más inmediata), se
experimentarán una serie de sentimientos de todos los colores. A saber: rabia
por haber estado enganchado a alguien más superficial que el polvo de la tele,
dudas de tu propio atractivo porque, al fin de cuentas, el otro se ha llevado
el “premio”, ganas tirarles un cubo de aguar hirviendo cuando les ves pasar,
deseos de vomitar cuando ves publicaciones mutuas en las redes sociales… y así,
por el estilo.
Aquí también interviene el factor vulnerabilidad, pero curiosamente,
la experiencia vivida nos hace subir las
antenas, con lo que ni siquiera seremos de capaces de tener un rollete
alcoholizado.
No sé que es peor. Bueno, sí lo sé. Lo peor sería continuar al…
Grado 5: Que alguien me mate,
por favor
Remedio recomendado: Arsénico
Por motivos de salud he tenido que retirarme de la investigación antes
de llegar a explorar esta etapa. Pero mi sagaz intuición me dice que es terreno
resbaladizo y que lo mejor es no pisarlo.
Distancia y buenos amigos nos ayudarán a salir del hoyo. A fin de
cuentas, no hay nada que no cure un buen mojito ¿no?
La Dama de Espadas